¡Happy Monday!
Espero que tengas una súper bonita semana en la que aprendas y practiques (aunque sea un poquito) a decir que NO. Te cuento por qué…
Si tuviera que dividir a las personas en dos grupos, diría que existen aquellas personas que les da placer «dar» mientras que hay otro grupo al que obtiene la máxima satisfacción «recibiendo». En inglés se los cataloga como «givers & takers».
Lo interesante es que recientemente se ha comprobado que la preferencia entre ser una persona que «da» o una que «recibe» está fundada en un código cerebral que se genera antes que el desarrollo del lenguaje! Lo que quiere decir, que desde bebés escogemos si vamos a ser parte del grupo de los que «dan» o los que «reciben».
Decir que «no» está percibido socialmente como egoísmo y tacañería, mientras que decir que «si» está percibido como generoso, educado, cercano.
En mi opinión, tanto el blanco como el negro (los que sólo saben «dar» o los que sólo saben «recibir») se están perdiendo muchas oportunidades de ser felices en la vida… por qué?
Porque cuando tú eres siempre quien das, no solamente te sentirás usado con frecuencia por los demás, si no que además, sin querer, estás siendo bastante egoísta ya que no le estás dando al otro la posibilidad de darte, de ser útil, de colaborar contigo y de sentir que lo que te pude dar es bien recibido y agradecido…
Y quien sólo recibe y no sabe dar, se está perdiendo del inmenso placer y felicidad que una persona siente al dar, al apoyar a otro. Al fin y al cabo, cuando nos brindamos, cuando compartimos, cuando ofrecemos nuestra vida tiene un sentido superior.
Una cosa es «dar» y otra cosa es decir que «si» cuando en realidad quisieras decir «no»
Hay momentos en la vida, en que decir que «sí» a alguien, es decirte que «no» a ti mismo. Y es este el momento en que tienes que parar a pensar… ¿Por qué estás diciendo que si? ¿Qué estás intentando lograr o evitar? ¿Acaso te es más cómodo decir que sí?
Cuando dices que sí, no por brindarte al otro si no por evitar o recibir algo a cambio, no estás siendo generoso, estás «negociando», consciente o inconscientemente una recompensa. Si tu negociación es inconsciente, luego le pasarás la factura a la persona a quien le dijiste que sí, echándole en cara todo lo que has hecho por ella… Es ese el momento en el que sale la verdad de que ese «sí» era parte de una negociación emocional.
Qué hacer entonces…?
Primero, entender por qué dices que sí. Saber qué estás queriendo lograr con tu sí. Si lo que estás buscando es aceptación, cariño, respeto, valoración… piensa de qué manera más directa y menos frustrante podrías conseguirlo?
Segundo, cambiar tu patrón. Empieza a practicar el «no» aunque sea sutilmente y observa el placer que tendrás al cuidarte, al protegerte, al no haber perdido tu tiempo haciendo algo que no querías o que en el fondo sabías que no te iba a aportar nada.
Por último… recuerda la fórmula de BE SIMPLE. BE SMART. BE SEXY
Todo lo que no suma, resta. Si resta, multiplícalo por cero!